Dos individuos se
reunieron,
nunca estuvieron de acuerdo en nada, pero se
amaron tanto que ese amor convirtió al mundo en un lugar mejor.
Ahora, ella se fue,
Pero él se quedó para
vivir en ese mundo que construyeron juntos y al cual él pertenece.
Rolando Javier Robledo Arroyo
De la tierra al cielo
EL ARTE URBANO Y LA POBREZA EN MÉXICO DESDE
LA PERSPECTIVA DE HERBERT MARCUSE
Por: Rolando
Javier Robledo Arroyo*
ABSTRACT
Desde el ensayo: “La ética protestante y
el espíritu del capitalismo”, Marx Weber[1], historiador alemán
anti-positivista, menciona que a las personas inmersas en el ambiente laboral,
no les interesa lo concerniente a lo que se entiende por espiritualidad o
religiosidad. Marx Weber señala que, “dentro de una orientación incondicionalmente
terrenal”, (Weber 1934, p.34); el hombre está hecho por y para el trabajo.
En este mismo ensayo, Weber expone una
idea que ha prevalecido hasta nuestros días: “el tiempo es dinero”, (Weber
1934, p.20); y nos explica con un ejemplo donde menciona, que si una persona
gana 10 chelines por día, pero la mitad de ese tiempo gasta 5 chelines al día
en tiempo ocioso en su casa , deberá tomarse en cuenta el dinero gastado en ese
mismo tiempo ocioso, más el dinero que dejó de percibir precisamente por esa
ociosidad; así que para Weber el derroche tanto de dinero como de cualquier
otro producto tiene consecuencias, en la medida de lo que se pueda lograr
producir, con el producto del objeto derrochado.
El mundo dentro del espíritu capitalista,
busca siempre ganancias económicas de manera racional, escribió Weber. Dónde el trabajo siempre será
una “necesitad vital”, dónde la opulencia será únicamente castigable cuando
genere ociosidad o cuando ésta tenga como objetivo final una vida de
indiferencia hacia el prójimo o sin preocupación alguna más allá de lo que
significa una vida ética religiosa e inmoral.
En su “Sociología Comprensiva”, Marx
Weber manifiesta su preocupación sobre la necesidad de “comprender la
peculiaridad de la realidad de la vida que nos rodea y en la cual nos hallamos
inmersos”, (Mardones y Ursua. 1982, p.78). En este punto, Herbert Marcuse[2], filósofo y sociólogo
alemán y miembro de la llamada Escuela de Frankfurt[3], coincide en la
comprensión de la realidad de la vida, aunque él se da cuenta de una peculiar
diferencia entre las necesidades reales y las necesidades ficticias que hacen
feliz al hombre. Es en este marco histórico donde se expone al ser humano al
trabajo en la calle, el cual acepta, ya sea por decisión propia o por carecer
de otras opciones laborales. Desarrollando de forma individual o en
colectividades, lo que llamaremos “arte urbano”; entendido para el caso de este
estudio, como “el arte de la calle,
frecuentemente ilegal”, desarrollado en un ambiente laboral de inequidad, en el
municipio de Texcoco, en el Estado de México.
Demos
paso entonces, al objeto de estudio de este ensayo.
PALABRAS CLAVE
Ética,
Capitalismo, Anti-positivista, Ociosidad, Inequidad.
* Estudiante de Maestría en Educación en la
Universidad del Valle de México (UVM), Campus Texcoco. Correo electrónico: rolandojavierrobledo@gmail.com o javierrobledoarroyo@hotmail.com
OBJETIVO
El objeto central de este estudio es analizar
en breves términos al arte urbano, como “ente trasformador” de la realidad
económica de la vida de las personas en situación de calle, todo esto en el
área de Texcoco, Estado de México, y en particular, conocer algunos datos sobre
la pobreza en México relacionada con algunas ideas de la vida y obra de Herbert
Marcuse y sus escritos en el libro “El Hombre Unidimensional”, (1964). Interesa
también entender la postura de Marx Weber, sobre la relación del hombre con conceptos
tales como, dinero, trabajo y la realidad de la vida, en su ensayo: “La Ética Protestante
y el Espíritu del Capitalismo” y su libro: “Economía y Sociedad”.
DESARROLLO
Enfrente de la Universidad del Valle de
México (UVM), Campus Texcoco, en el Estado de México, se encuentra un espacio
ubicado entre las calles Texcoco y Juárez, dónde se reúnen una serie de
personajes que contrastan con la realidad diaria de la Universidad, este punto
es el cruce diario de estudiantes que se dirigen hacia el centro del Municipio
y también de autos que enfilan su rumbo hacia la Universidad de Chapingo[4], y sus cercanías. Es aquí
donde una persona de nombre Edgar Iván Castro Ceferino desarrolla una actividad
que él llama “malabarismo”; arte urbano que se caracteriza por una serie
de pasos para ejecutar espectáculos con uno o más objetos a la vez, en
equilibrio y, usualmente sin dejar que caigan al suelo.
Edgar de 23 años, malabarista y artesano como
él se autodenomina, realiza estas actividades por vocación y como un medio, que
le permita “generar”, dinero para vivir y para mantenerse como parte de un
colectivo social de malabaristas en Texcoco y todos sus alrededores.
Desde los años 80, el término “street art”,
cobró relevancia en Nueva York principalmente, y de ahí fue exportado a varios
lugares del mundo como una forma de expresión artística callejera, que realiza
un grupo de personas llamadas “artistas”, con el fin de expresar ideales, mandar
mensajes o reflexionar sobre las formas de su pensamiento. En México, se inicia
el arte urbano desde los “multifamiliares” del norte de la ciudad, hasta las
líneas del metro de la Ciudad de México. Desde entonces existen diversos
colectivos que tratan de enfocar y apoyar a estos artistas, con nuevos espacios,
donde éstos puedan expresarse. En el área de Texcoco existen varios festivales
que apoyan a este tipo de arte, incluido el llamado Faro de Texcoco[5], organización sin fines de
lucro, llamado también, Escuela de Enseñanza y Clases de Música.
Max Weber, en su trabajo: “La ética
protestante y el espíritu del capitalismo”, señala que no hay espiritualidad en
el individuo que busca el bien material, ya que el hombre se creó para el
trabajo, y hacia éste enfoca todo su esfuerzo. El mundo dentro del espíritu
capitalista, busca siempre ganancias económicas de manera racional, escribió Weber. La sociedad racional se
caracteriza por hacer viable el desarrollo de los fines individuales y
colectivos, socialmente controlados por la ciencia, la tecnología, la ciencia y
el dinero.
Weber, en su libro “Economía y sociedad”
(1922), introduce ideas sobre el actuar racional respecto a fines y el actuar
racional respecto a valores, donde menciona que la honestidad le conviene al
ser, y que ésta genera una recompensa que “vale” la pena obtener.
Las colectividades que promueven el arte en
la calle, proyectan la honestidad como medio para generar una acción social,
pero esta debe estar orientada racionalmente por cada uno de sus integrantes de
acuerdo a sus propios intereses y metas, si estos intereses y metas están
alineados con la honestidad hacia la sociedad, se promueve la continuidad en su
actuar, en caso contrario se generan conflictos con los propios miembros de la
colectividad y con la sociedad en su conjunto,
Desde el punto de vista económico, trabajar
en la calle se enfoca a dos elementos fundamentales: necesidad y bienes económicos,
(actuar racional respecto a fines), desde el punto de vista social, el arte urbano expresa racionalmente un fin con aplicación
diversa pero buscando lograr la máxima satisfacción del sujeto que se
desarrolla laboralmente en la calle, (actuar racional respecto a valores).
La acción social de las personas en situación
de calle, laborando en la vía pública a través del arte urbano, se debate entre
la ganancia del bien económico y la obtención de la satisfacción social propia
del individuo, para él y para sus semejantes. Aun cuando su acción social se
pone de manifiesto a través del arte que desarrolla, es cuando provoca en su
contraparte, -la persona que percibe el arte-, una subjetividad tal que lo
conmueve y que le provoca un cambio mental-social, cuando el arte callejero
alcanza su expresión de existencia.
Realizar esta afirmación resulta en un
equilibrio social que permanece a lo largo del tiempo y que nos adentra al
concepto que Pierre Bourdieu[6], llama “habitus”, -serie
de estructuras mentales que forman parte de los individuos y que les permite
manejar el mundo social en el que se desenvuelven-, se condiciona a las
personas a ser capaces de auto-regularse en el mundo que les rodea, en este
caso la calle.
¿Y LOS MEXICANOS, COMO ESTAMOS?
INEGI[7], empresa en México que da
a conocer características de la sociedad mexicana actual, así como cifras de
vivienda, educación y salud, estima que el 48.6 por ciento de la población
mexicana es del sexo masculino, es decir, que hay más mujeres, pues son el 51.4
por ciento. (Archivo/Notimex)
En
el año 2015[8], la
población de México ascendió a 119 millones 530 mil 753 habitantes, y la tasa
de crecimiento mantuvo un avance de 1.4 por ciento promedio anual en los
últimos cinco años, según los resultados de la Encuesta Intercensal 2015.
Indicadores
|
||
|
Población total,
Número de personas
|
235,151
|
|
Edad mediana,
Años
|
26
|
|
Edad mediana hombres
|
25
|
|
Edad mediana mujeres
|
27
|
|
Relación hombres-mujeres,
Hombres por cada 100 mujeres
|
96.8
|
Indicadores
|
||
|
Personal ocupado total. ,
Número de personas
|
34,023
|
Figura 1. Indicadores del personal
ocupado en el Municipio de Texcoco.
Al analizar esta tabla resulta notable
afirmar, que de la población total del área de Texcoco, solo el 14.5% de las
personas se encuentran dentro de un empleo formal. Como empleo formal
debemos entender aquella actividad donde una persona es contratada para
ejecutar una serie de tareas específicas, a cambio de lo cual percibe
remuneración económica.
México es un país de riqueza extraordinaria,
su cultura y sus recursos naturales son considerados patrimonio de la
humanidad, a pesar de esto, en México también existen niveles altos de pobreza
y marginación que contrastan con la belleza del país. El Consejo Nacional de
Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL)[10], institución encargada de
generar información objetiva sobre la situación de la política social, sobre la
medición de la pobreza y la evaluación de los programas y acciones de
desarrollo social, dio a conocer los datos más recientes sobre la pobreza en
México:
Pobreza en México[11]
·
Según
la OCDE, México es el segundo país con mayor desigualdad económica.
·
1
de cada 2 personas en México vive en pobreza. Reporte de
Desigualdad, Oxfam, 2015.
·
Niveles
de pobreza en México sin cambios en últimos 20 años: OCDE, Jul.2015.
·
46.2%
de la población (55.3 millones de personas) vive en condiciones de
pobreza de las cuales 9.5% (11.4 millones) viven en pobreza
extrema.
·
El
23.3% (27 millones) de la población vive en pobreza alimentaria y el 12.5%
sufre desnutrición crónica.
·
De
acuerdo a la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2012, existen 1, 194, 805
niños con desnutrición crónica en el país.
·
Según
la Encuesta Nacional de Salud 2012, el 70.0% de los hogares en México se
clasificaron en alguna de las tres categorías de inseguridad alimentaria. El
80.8% de los hogares que viven en el estrato rural fueron clasificados en algún
nivel de inseguridad alimentaria.1 de 3 niños indígenas padece desnutrición
crónica (ENSANUT 2012).
·
En
México, 80% de las personas indígenas viven en pobreza (INEGI).
·
72%
de los indígenas viven en pobreza, de ese 72%, el 45.4% corresponde a indígenas
en pobreza moderada y el 26.6% a indígenas en pobreza extrema, (CONEVAL).
Es aquí donde toman relevancia los dichos de Herbert
Marcuse, miembro de la primera generación de la Escuela de Frankfurt, él
coincide con la comprensión de la realidad de la vida, aunque también se da
cuenta de una peculiar diferencia entre las necesidades reales y las
necesidades ficticias que hacen feliz al hombre. Sus críticas al Marxismo[12] derivan en que en la sociedad moderna, el hombre es víctima de
un método de dominación y alienación.
La tecnología impide la libertad del hombre,
señala Marcuse, la falta de libertad se obtiene al ser dominado por el sistema
que aumenta la productividad del trabajo y le genera comodidades, es
precisamente esta comodidad la que impide al hombre moverse fuera de su área de
confort, en dónde se cree se tienen las mejores posibilidades de llevar su vida
de la mejor manera, económicamente y socialmente hablando.
En El Hombre Unidimensional (1954), Herbert
Marcuse apunta:
Para Marx, el proletario es
antes que nada el trabajador manual que gasta y agota su energía física en el
proceso de trabajo, incluso si trabaja con máquinas. La adquisición y empleo de
esta energía física, bajo condiciones infrahumanas, para la apropiación privada
de la plusvalía, daba a la explotación sus aspectos revulsivos e inhumanos; la
noción marxiana denuncia el dolor físico y la miseria del trabajo. Éste es el
elemento material y tangible en la esclavitud del salario y la alienación: la
dimensión fisiológica y biológica del capitalismo clásico. (p. 54).
En el
“capitalismo avanzado”, el proletariado ha desaparecido, ya que Marcuse dice
que la “mecanización” de los instrumentos de producción redujo la actividad
física del trabajador, “para Marx, el proletario es antes que nada el trabajador
manual que gasta y agota su energía física en el proceso de trabajo” (Marcuse,
1954, p. 27). Así mismo, algo que también está destruyendo al proletariado como
tal, es la independencia en el trabajo, esto a través de los empresarios, trabajadores
independientes, y gente en situación de calle, que opta por el arte urbano, por
la pérdida del trabajo o en su defecto, por no encontrarlo.
En el siglo XXI, en México y sobre todo en el
área de Texcoco y su zona textil, podemos aplicar la aseveración de Marcuse, en
su libro El Hombre Unidimensional (1954):
Sólo cuando un trabajo puede
ser medido, se puede atar a un hombre a su trabajo, se puede ejercer una
presión sobre él, y medir su rendimiento en términos de una sola pieza y
pagarle por la pieza o por la hora, se llega a la industrialización moderna.
(p. 59).
En la “sociedad industrial avanzada” (Marcuse, 1954),
impera la necesidad de producir y consumir el “despilfarro”, esta necesidad
impuesta desde lo que Marcuse llama “mass-media”, aunque también difiere en que
no son los medios alienantes de comunicación los que modifican el
comportamiento social sino que existe el pre-condicionamiento en el ser humano, la diferencia está en que
el control social se incorpora, desde el inicio, en las mismas necesidades que
ha producido.
La “autodeterminación” que Marcuse menciona en el libro
El Hombre Unidimensional (1954), solo se
logra cuando el individuo es liberado de toda atadura o manipulación, en el
caso de Edgar Iván, él intenta lograr esa autodeterminación trabajando en las
calles, sin jefes, sin reglas y sin el equipo
suficiente que le permita hacer “mejores” malabares en los semáforos,
pero siempre con la necesidad de distinguir dentro de su vida, las
posibilidades que alcanza a analizar, como forma de superarse a sí mismo.
En otras palabras, Edgar, pasa su vida diaria analizando
las alternativas que tiene frente a él, no quiere pasar toda su vida frente a
un semáforo, necesita dinero para generar su propia riqueza, requiere mejores
herramientas, de mayor calidad, y que le permitan ofrecer un mejor espectáculo,
pero los hechos y las alternativas, -menciona Marcuse-, no están alineados con
la vida de Edgar. En un “mundo de mudos objetos” (Marcuse, 1954, p. 282), es
necesaria la voz de un sujeto que mueva al mundo en otra dirección; y aunque
Herbert Marcuse lo diga en una sola frase:
“Todavía existe el
legendario héroe revolucionario que puede derrotar incluso a la televisión y la
prensa: su mundo es el de los países subdesarrollados”.
El mundo se ha coaccionado
de tal manera, que ese mundo
“subdesarrollado” del que habla, ha dejado de existir. Poniendo el
ejemplo de Edgar, en nuestra plática él menciona: “querer tener juguetes más
profesionales” que le sirvan para generar arte, esas “mejores herramientas”
están alienadas, ¿porque?, por el hecho de querer satisfacer esa necesidad con
tecnología, por creer que se puede hacer
un arte “mejorado”, eso precisamente, es una forma de sumisión, lamentablemente
también se encuentra alienado.
ANEXOS
Más que una entrevista, este anexo es una
plática informal, realizada el día 08 de diciembre del año 2016, en Texcoco,
Estado de México a una persona de nombre Edgar Iván Castro Ceferino, que se
encontraba haciendo malabares en un semáforo en la vía pública y dónde a través
de sus propias palabras, Edgar da cátedra sobre su vida, sus preocupaciones y
sus anhelos, algunos de los conceptos de Herbert Marcuse desarrollados en el
presente texto, aparecen en los diálogos de Edgar, éstos se encuentran
presentes en sus respuestas:
Foto1.
Platica informal con Edgar Iván Castro Ceferino (08 de Diciembre de 2016)
PALABRAS FINALES
El arte
urbano existe desde ya un buen tiempo, es una manifestación humana, que genera
riqueza económica y social, es parte de nuestro México, es parte de la sociedad
de Texcoco y al parecer, nunca se irá. El debate de si este tipo de
manifestaciones o no, llegan a ser “arte”, queda fuera de lugar en este
escrito, lo que no podemos negar, es que sí existe un lado artístico, desde la
vestimenta hasta los malabares que hacen estas personas. Conociendo a Edgar,
terminé apreciando su labor, tanto en las esquinas de las calles como en el
resto de sus actividades, la pintura, la artesanía, y la ayuda que ofrecen sin
pedir nada a cambio.
Es a
través de este arte, que Edgar y las personas que se dedican como él, a este
tipo de manifestaciones, tratan de tener
una presencia en la sociedad, hacen valer sus derechos y muestran una
disciplina por algunos instantes por la cual perciben un producto económico.
Edgar y el colectivo al que pertenece, pueden ser esos héroes revolucionarios que pueden
derrotar a esa sociedad que los trata de coaccionar, ¿cómo?, por lo menos
transformando la conciencia social de quien se cruza en su camino.
Como lo
menciono en mi plática con Edgar, ojalá todos pudiéramos hacernos adictos a tratar de ayudar a las personas.
FIN
BIBLIOGRAFÍA
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Diciembre de 2016 de http://medicinayarte.com/img/weber-max-la-etica-protestante-y-el-espiritu-del-capitalismo.pdf
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Los
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Recuperado el 08 de Diciembre de 2016 de http://www.dineroenimagen.com/2014-04-08/35464
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Cultura popular, 30 de julio de 2008, Recuperado el 08 de Diciembre de 2016 de http://revistahuilliches.blogspot.mx/2008/07/el-arte-de-la-calle-haciendo-malabares.html
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