Tema:
Uso
de la proteína en polvo como suplemento deportivo y sus consecuencias
Visita a un Gimnasio
llamado “Gimnasio Velattor”, ubicado en el municipio de Chiautla, Estado de
México, el día viernes 10 de agosto de 2018.
Este gimnasio aunque
cuenta con una gran cantidad de aparatos para hacer ejercicio, me doy cuenta
que son un poco obsoletos, ya que por la apariencia física de los mismos, me
percato que ya ha pasado gran parte de su vida útil, sobre todo en el área de
“cardio”, donde se encuentran ubicadas seis caminadoras, -tres de ellas de más
de 15 años-, según me cuentan algunas personas que se encuentran en el lugar,
haciendo ejercicio; también en este gimnasio se puede ver, una caminadora
elíptica, dos escaladoras burdas o construidas de manera artesanal y cuatro
bicicletas estáticas,- también dos de ellas con más de 15 años de uso-. La
mayoría de aparatos tienen defectos por los años que han pasado desde su compra
y me resultan un poco peligrosos, por la alta posibilidad de provocar lesiones
en los deportistas que asisten a dichas instalaciones.
El gimnasio se encuentra
casi vacío, me cuenta el instructor de nombre Roberto Velez, que es por la
hora, a la que llaman hora de comida; la cual corresponde de dos a tres de la
tarde. De unos 50 años, sin un físico que corresponda al de un instructor
profesional y, al contrario, con sobrepeso y algunos vicios en la alimentación,
como es el consumo de comida chatarra dentro de las instalaciones, el
instructor me da un breve paseo por las instalaciones, las cuales cuenta con
baños para mujeres y hombres, recepción, y un área bastante extensa de
aparatos, no así de cardio la cual adolece de varias carencias sobre todo en
aparatos nuevos de ejercicio cardiovascular.
Desde el comienzo, el
instructor me pregunta sobre el régimen alimenticio que llevo y si me encuentro
tomando algún suplemento alimenticio, ya que él mismo me ofrece sus servicios
de venta de diversos productos como son: BCAA´s, Creatina, Pre-workout,
(pre-entreno); o algunos óxidos, a un menor precio que los del mercado.
Me despido del
instructor, agradeciéndole el apoyo y otorgándole la promesa de regresar a
inscribirme, posterior a eso, me dirijo a recepción donde una señorita de
nombre Carmen Solís me informa que el costo de admisión es de $ 200 pesos como
concepto de inscripción como único pago, más $ 380 pesos de mensualidad y que
si deseo un locker el costo es de cincuenta pesos adicionales por mes. Prometo
regresar y concertó una cita para el día siguiente a la misma hora con el fin
de recibir más datos antes de inscribirme.